Francisco Gainza | Fidel Villarroel
Cuando Tu-Duc fulmino su primer edicto de aniquilamiento de la religion cristiana, el suelo de Annam ya estaba suficientemente regado con la sangre de sus propios martires. El catolicismo habia ya tomado, por asi decirlo, carta de ciudadania en medio de un inmenso mundo pagano que le rodeaba.